La ozonoterapia y el cáncer son dos elementos que aunque pueda parecer que están totalmente desconectados, en el sentido positivo de la relación sí están vinculados.

El tratamiento con ozonoterapia es muy útil en los pacientes afectados con cáncer, ya que distintos estudios científicos han evidenciado que en presencia del ozono, la capacidad de transferencia de oxígeno es reversible.

¿El objetivo? Activar la respiración celular y confirmar que los tratamientos con ozono son capaces de ejercer un importante efecto inhibidor metabólico sobre el crecimiento de tumores y terapias, aumentando la concentración de moléculas como el interferón y el factor de necrosis tumoral, imprescindibles en la lucha contra las infecciones.

La ozonoterapia actúa como un modulador del sistema inmunológico lo que le permite ser utilizada en tratamientos de cáncer, como coadyuvante en radioterapia. De esta forma, se consigue un aporte extra frente a la lucha contra el cáncer, mejorando también notablemente la sintomatología ante la enfermedad.

El ozono no ataca a las células sanas del organismo, porque en ellas estimula la producción de moléculas antioxidantes que actuarán como defensa del organismo ante los radicales libres, con el objetivo de ser bloqueados a través de sistemas enzimáticos como la superóxido dismutasa o la glutatión peroxidasa.

Por ello, la ozonoterapia estimula las defensas del cuerpo preparando al organismo para intervenciones quirúrgicas y potenciando el efecto terapéutico de los tratamientos.
Investigaciones científicas han evidenciado que los pacientes tratados con ozono y sometidos a quimioterapia, exhiben mejores resultados que aquellos que no lo hacían. La estrategia consiste en dar un refuerzo extra al cuerpo, con el objetivo de combatir sin problemas cualquier ataque masivo tanto de células tumorales, hasta incluso, agentes infecciosos.

La ozonoterapia ha supuesto una innumerable ventaja para los pacientes afectados por el cáncer, aliviando su sintomatología y favoreciendo su recuperación.