Cuando hay dolor, el cuerpo para defenderse fabrica mediadores del dolor, que en una enfermedad crónica circulan por todo el cuerpo y extienden el dolor a otras zonas.

El ozono inactiva estos mediadores y tiene el mismo efecto que un antiinflamatorio. La diferencia es que el ozono no los inhibe como harían los antinflamatorios. De hecho evita el uso crónico de medicamentos que alivian la sintomatología pero no resuelven la situación de fondo. La persona nota como el dolor desaparece, y luego se trata la zona donde se le ha generado el problema. El ozono también mejora el aporte de oxígeno a los tejidos ayudando a su reparación.

Todos los dolores inflamatorios en articulaciones, tendones o fascias así; como la artrosis, la tendinitis o la fascitis plantares pueden ser tratados con Ozonoterapia. En este sentido, se puede tratar, por ejemplo:  artrosis de rodilla, hombro, cadera, pie, mano, diversas tendinitis (codo, hombro, pie, mano), fascitis plantares, trocánter, entre otras. La ozonoterapia también está indicada en dolores lumbares y radiculares por patologías de la espalda (hernias discales, protrusiones discales, discopatías degenerativas, estenosis canal). Así mismo, en dolores con afectación muscular.

La terapia presenta beneficios respecto a otros tratamientos como los corticoides. Por ejemplo:
✔ No debilita los ligamentos y tendones.
✔ No puede formar cristales que podrían empeorar el dolor.
✔ Mejora la oxigenación local, necesario en pacientes con necrosis de cadera.
✔ No altera la estabilidad de otras patologías médicas (diabetes, osteoporosis, obesidad, trastornos ansiosos, alteraciones gástricas).
✔ No hay límite en el número de aplicaciones.
✔ La infiltración es menos dolorosa ya que las agujas son más finas.
✔ No desencadena reacciones dolorosas por intolerancia al medicamento.